San Maximiliano Kolbe

San Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano de los Hermanos Menores Conventuales, nació en Polonia el 8 de enero de 1894. Siendo todavía joven intuyó la necesidad de hacer frente a los males y errores que afectaban al mundo y a la Iglesia, y se propuso con todo ahínco hacer descubrir y proponer a los cristianos los medios más adecuados.

Esto lo concretó en la devoción perfecta a la Inmaculada y en la utilización de los medios de comunicación social, cuya finalidad no era otra que dar a conocer y amar a María.

El 16 de octubre de 1917 fundó en Roma, a donde llegó para completar sus estudios, el movimiento de la Milicia de la Inmaculada, con la finalidad de reunir a los cristianos más valerosos en torno a la Inmaculada, proponiendo una nueva perspectiva de su misión en la Iglesia. El percibió en el dogma de la Inmaculada, no solamente una verdad para creer, sino sobre todo una verdad que debe encarnarse en la propia vida; de esta forma los cristianos unidos a Ella, Madre y Mediadora, se preparan para llevar todos los hombres a Dios, de manera que lleguen así a la santidad.

Para alcanzar este objetivo el p. Kolbe propuso la personal y total consagración a la inmaculada, como su pertenencia e instrumento: inició para vivir la perfecta unión con Dios y comprometerse activamente a la Iglesia. El mismo hizo de la Inmaculada el punto central de su espiritualidad, de su apostolado y de su teología, iniciando así la experiencia de vida comunitaria en las Ciudades de la Inmaculada, auténticas comunidades de oración y talleres donde el hombre se forja.

Entre estas cabe destacar las que él mismo fundó en las proximidades de Varsovia, llamada Niepokalanów; desde aquí salían miles de copias de varias publicaciones, entre ellas el denominado Pequeño Periódico (abolido por el nazismo en 1939 y que después no ha vuelto a publicarse), y El Caballero de la Inmaculada, publicado en la actualidad en varias lenguas en diversos países, en más de cuarenta formatos.

La segunda guerra mundial sorprendió al p. Kolbe en al auge de su actividad; y en el transcurso de tan sólo unos meses, todo queda destruido y él fue hecho prisionero en varias ocasiones. El 17 de febrero de 1941 fue arrestado definitivamente y, después de varias peripecias, lo enviaron al campo de concentración de Oswiecim (Auschwitz). Aquí vivió con penuria y malos tratos por cerca de dos meses y medio, iluminando con la fe, la esperanza y la caridad, el ambiente funesto de aquel lugar; hasta el momento en el cual ofreció su vida en el búnker del hambre en lugar de un desesperado padre de familia. Fue finalmente asesinado con la inyección de fenol el 14 de agosto de 1941.

Pablo VI lo ha declarado beato como confesor de la fe el 17 de octubre de 1971. Juan Pablo II lo ha canonizado como mártir el 10 de octubre de 1982. Este mismo Papa en varias ocasiones ha presentado a S. Maximiliano como protector de este nuestro difícil siglo, ya que él ha empleado toda su vida a luchar contra los males que afectan a nuestro tiempo y ha proclamado con fuerza la supremacía de la verdad y del amor sobre el error y odio, en nombre de la Inmaculada, Madre de la Verdad, que es Cristo, y Fuente de nuestra alegría.